Amanece a los pies de Taormina, hoy me espera una travesía en solitario de unas 60 millas, quiero salir pronto para no tener problemas al llegar de noche. A las 7 de la mañana, el TDB deja tras su estela el último fondeo siciliano de esta etapa.
Las previsiones meteo dan un parte desesperante, sol y calor de justicia junto a una escasez alarmante de viento.............¿estará Eolo de vacaciones?
Tras navegar una milla, el viento da sus buenos días, en un plis plas el viento de componente norte, sopla con un aparente de 15 nudos, 5 minutos después 20 nudos, otros 5 minutos 25 nudos, un mar absolutamente plano comienza a rizarse, pasa a marejadilla, sube a marejada y se establece como fuerte marejada....¡me había olvidado¡....el estrecho de Messina pasa absolutamente de las previsiones y va por libre.......las siguientes 4 horas se convierten en una cabalgada hacia el este, ciñendo con el génova enrollado, bueno es un decir, las velas enrollables no se puede aplanar lo suficiente y no me permite un ángulo inferior a 60 grados. El velero comienza a abatir, la verdad es que no representa un problema, tengo todo el Mediterráneo para ello...hasta las costas de Libia. Por suerte, mi rumbo debe ser de 80º, por una vez y sin que sirva de precedente, el viento sopla en la dirección adecuada.
Moraleja: Desayuna antes de salir, aunque no tengas ganas.
¡Qué mal repartido esta el mundo¡, nada más dejar la influencia del Estrecho, las previsiones se cumplen, el viento desaparece en un instante, el mar se apacigua de inmediato........burumburu, el motor se convierte en protagonista el resto de la jornada, el sol comienza a machacar, se impone la colocación del toldo y la navegación dominguera.
Comienzo a leer el libro de Arturo Pérez Reverte:¨Los barcos se pierden en tierra”, se trata de una colección de sus mejores artículos periodísticos, relacionados con la náutica, no lo dudes cómpralo y te partirás de risa, creo que es el libro donde se bate el record guiness de decir más veces “Hijo puta” (con perdón)
A la hora de la cervecita (de la primera) me sorprende a media milla un extraño surtidor:¡¡BALLENAS¡¡, (perdón, hay que decir avistamiento de cetáceos) una pareja de un tamaño similar a la eslora del TdB, ejem, ejem, creo que están bien a media milla, no parece que tengan intención de acercarse a jugar con el velero......media hora después, hace su aparición una manada de delfines, ¡pero qué pasa hoy¡, como hacían en la Antigüedad, los consideraré símbolos de buenos augurios y si no....TIEMPO AL TIEMPO.
Sobre las 18:00, estoy en la bocana de Rochella Ionica, puñetera como ninguna, tienes que pegarte a la playa y evitar un banco de arena de unos 200 mts, la sonda de profundidad ronda los 2.5 metros, se te ponen de corbata, una vez dentro un simpático y hablador escocés me ayuda en la maniobra de amarre, el importe del amarre son 20 euros pero hay que ir a la policía local del pueblo a pagarlo....¡están a 4 km¡....me parece que como no vengan ellos.....
El puerto tiene un único restaurante, una pizzería donde las pizzas son de medio metro o de metro, a elegir entre unos 20 modelos, están riquísimas y absolutamente recomendables, lógicamente tengo una caja con 25 cm de pizza en el horno del barco, mañana repito cena.
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