MIERCOLES 20/07: KALAMI (CORFU) (39º44,5´N, 19º56,1´ E)

Amanece al norte de la isla de Corfú, soleado y sin viento. No he tenido compañía de ningún otro barco en el fondeo, admiro la belleza de la bahía con la tenue luz del amanecer, ¿pero que hora es? Tengo que adelantar los relojes una hora, solo por eso ya se me ha hecho tarde. Tengo la idea de bajar con la lancha al pueblecito después de desayunar, pero parece que el viento comienza a despertarse; 10 nudos, compruebo la cadena del ancla; 15 nudos, anulo la excursión a la playa ; 20 nudos, levanto el fondeo y todo esto en menos de una hora, es cierto que esta zona del Mediterráneo es imprevisible.


Tengo pendiente “cruzar la frontera albanesa” para descartar ese trámite, en la subida a Croacia a principios de Agosto, me dirijo al puerto albanés más cercano, Sareande. Una vez dejo el fondeo con 20 nudos de viento, me aventuro en busca de la costa albanesa cruzando la entrada del estrecho que separa Corfú de Grecia Continental, y de pronto, zas¡¡. 30 nudos en la proa con una ola cortísima pero criminal, la corredera no alcanza ni los dos nudos, no es necesario hacer sufrir la barco así que me refugio en una cala un poco más cerca del estrecho: Ormos Vroulias, al este del puertecito Kassiopi, con la esperanza que por la tarde mejore la situación.

Poco a poco, voy teniendo la compañía de más veleros, parece que todos hemos buscado refugio en el mismo lugar, en efecto, después de comer veo que la ola ha bajado algo, creo que es un buen momento para saltar a Albania, salgo nuevamente al estrecho pero esta vez con 20 nudos.

Arribando al puerto de Sarande, por cierto totalmente desierto, aparece de la nada la figura del agente (aquí también), me ayuda a amarrar la muelle del ferry y me ofrece sus servicios: documentación de aduana para el barco, pilot de la costa albanesa (muy bueno) y una bandera albanesa “decente” por 50 euros, no está mal comparado con los doscientos y pico que piden en Montenegro. Cambio 20 euros a moneda local y me dan no se cuantos miles de kunas, aprovecha para hacer el primer gasto: comprar pan por 60 kunas.

Todas las gestiones no llegaron a media hora, creo que mereció la pena, porque si hay un idioma extraño, ese es el albanés, para finalizar me ofrece pasar la noche amarrado al muelle por 10 euros.

En este caso a resultado todo mucho más sencillo, porque he seguido la información proporcionada por los amigos del Roc Blanc: ¡gracias chicos¡

No quería dormir en Sarande, además la ciudad tampoco tiene nada especial que ofrecer, así que aprovechando el viento del noroeste me deje llevar suavemente a través del estrecho de Corfú, hasta sus primeras calas de la costa este, en este caso elegí pasar la noche fondeado en Kalami, una auténtica preciosidad, totalmente recomendable para pasar la noche protegido de los vientos dominantes del noroeste.

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