MARTES 26/07: Tranquil Bay NIDRI-LEVKAS (38º41,19´N, 020º41,96´ E)

La verdad que no es mal fondeo la bahía de Mongonisi, para despertarse. Hoy nos espera un día completo de navegación, tenemos 18-20 nudos del sur, las primeras 3 o 4 horas nos divertimos haciendo bordos a la par que otro velero italiano, pero cuando quieres llegar de día no queda otra solución que poner el motor y navegar con el viento en las narices.


Nos vamos acercando al canal de Levkas, nos lo van indicando los grupos de veleros que se ven de hora en hora, el sistema del puente es similar al del Mar Menor, con la pequeña diferencia que este abre cada hora de 06:00 a 21:00, es un sistema muy curioso, bastante alejado del interés desmedido y faraónico de este tipo de obras en nuestros lares; es un sencillo puente flótate que pivota sobra un eje, exactamente igual que una bisagra de una puerta.

Nos agrupamos algunos veleros en la pequeña zona de espera a que llegase la hora en punto, luchando con 13 nudos de viento para no derivar contra la playa, que pasas “rozando”. Junto al muelle del puente, observamos un velero abarloado con bandera española, pero como somos tan escandalosos los españoles para saludarnos, debe ser un primo hermano del “Tierra de Barros”, su nombre es “Vendimia”.

Navegamos en fila india por el canal unas 4 millas, manteniendo la atención a las motoras que zigzaguean en dirección opuesta, hasta salir a un pequeño puerto llamado Ligia, fondeamos cómodamente frente a su bocana para comer y sestear un poco.

Por la tarde, llegamos a nuestro destino, la Bahía de la Tranquilidad en Nidri, la impresión ha sido un poco decepcionante, cientos de barcos sobre un agua “poco transparente”, pero a nivel de fondeo seguro es excelente incluso para dejar el barco un par de días y hacer excursiones por la isla.

Los depósitos de agua están en la últimas, me acerco con la zodiac a un velero italiano que está baldeando la cubierta, abarloado a una goleta, tienen la manguera conectada a un pequeño muelle privado, entre una conversación y otra, nos abarloamos a ellos y llenamos uno de nuestros depósitos, mientras nos contamos nuestras aventuras y descansan de la ardua tarea de limpieza de la cubierta.

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