Muy temprano, desayunamos y levantamos el fondeo rumbo a Palermo, nos despedimos de Mondello, con un “hasta pronto”, tengo la impresión de que el TdB volverá de dejarse mecer por el mar en esta bahía.
A las 09:00h, ya estábamos en la proximidades de la bocana del puerto principal, dejamos paso a un ferry de pasajeros que entraba a una velocidad no aconsajable.....para nosotros¡¡. Despues de hablar con Marina Villa Egea, descartamos la posibilidad de pasar la noche allí, la razones son poderosas, nada más y nada menos que 85 euros por una noche.
Sin tenerlo previsto, nos adentramos en el puerto de Palermo, habíamos identificado en el Pilot, un antigua puerto deportivo denominado La Cala, en el Molo Bersagliere, que os puedo decir del color del agua ¿marrón chocolate?, si, esa definición puede valer. Entramos hasta los pantalanes que están junto al paseo marítimo y en el primer amarre libre: “Zas, amarramos”, no contestaban a la emisora, no contestaban al teléfono ¡¡pero si solo es sábado¡¡, preguntamos a “un vecino de pantalán” y nos indico que en ese pantalán todos los amarres eran privados, que fuésemos al siguiente, que era donde amarraban los transeúntes, así lo hicimos, así fuimos al supermercado, así fuimos a comer, así se incorporó nueva tripulación, así nos fuimos al día siguiente sin pagar ¡¡ no apareció nadie por allí con la intención de cobrar ¡¡, ¿será que los fines de semana es gratis?, no creo que lo podamos comprobar, no es un puerto ni una ciudad a la que volver por turismo.
Desde Palermo, nos dirigimos a Cefalú, como punto intermedio para alcanzar las islas Eolias.
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