NOCHE DEL MARTES 31/05: Golfo de Aranci (40º59,6´N, 009º37,1´ E)

Nos alejamos de Marina de Portisco con rumbo sur, hemos alcanzado la fase en la que la estancia en puerto no es apetecible, se reduce a lo mínimo necesario, cambio de tripulación, repostar combustible o hacer la compra semanal, si la meteo no lo impide preferimos siempre pasar la noche fondeados en una cala, en esta preciosa isla de Cerdeña hay para elegir.


En este caso, la situación inspiraba alguna duda, en la zona del Golfo de León se estaba liando “una buena”, generando zonas de inestabilidad importante en todo el Mediterráneo, estamos en la costa este de Cerdeña, por tanto todo lo que viniese, vendría por tierra y no por mar.

Arribamos al golfo de Aranci, puerta de entrada marítima a Olbia, un golfo bastante protegido por una cadena de islas, entre las que destaca Tavolara. Fondemos al fondo, junto a una pequeña playa al norte, el viento soplada desde el mar pero no tuvimos inconveniente en fondear con nuestra popa, bastante cerca de la playa.............

Para Javier era su primera vez, no había pasado ninguna noche fondeado y esta, no era la mejor de las oportunidades para iniciarse. Tras la cena, el viento cesó y con él, el leve pero incómodo oleaje que nos balanceaba desde el exterior de la bahía, poco a poco comenzaba a soplar desde tierra, cada vez con más intensidad y con él, el TdB fue borneando hasta quedarse proa a la playa. Enormes y oscuras formaciones nubosas de desarrollo vertical, se aproximaban hasta nosotros, largamos 45 metros de cadena, el viento seguía incrementándose, pero en nuestra posición prácticamente no teníamos oleaje, era nuestro objetivo al elegir el fondeo nocturno.

Sobre las 23:00 h, comienza a llover, en la lejanía los primeros rayos y truenos, cada vez más cerca, parecía inevitable que estaríamos en el ojo del chubasco sin poder evitarlo, como medida de seguridad extra y dada la gran cantidad de rayos que se observaban, decidimos fabricar un pararrayos caseros, con la cadena del segundo ancla bien amarrada a un obenque del mástil, la lanzamos al agua, teníamos la esperanza de que “el rayo se va por el camino más fácil”.

La lluvia se incrementa, llueve fuerte, durante la siguiente hora no se aprecia nada a poca más de un metro del barco, el bramido de las cortinas de agua sobre la cubierta era ensordecedor.

Poco a poco, las nubes fueron pasando, la lluvia fue cesando y la tormenta se fue alejando......noche intensa y emocionante, como siempre pasean una primera vez, Javier no lo olvidará.............a pesar de que sus ronquidos, pudieran indicar lo contrario.

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