LUNES 23/05: Alguero (Cerdeña) (40º33,87´N, 008º18,49´ E)

Llegamos tarde, bastante tarde, tardísimo, sobre la 01:00h, las últimas millas han sido muy estresantes, desde la entrada en la bahía hasta la misma bocana del puerto, toda la zona estaba plagada de artes de pesca, unas señalizadas y otras “menos”, aproximadamente unas 50. La mar totalmente llana, noche oscura, hemos utilizado el radar en la escala de media milla, para poder ir identificando las “banderitas”.


El puerto de Alghero, se jacta de ser uno de los mayores del Mediterráneo, unas 2.000 embarcaciones.....pero tiene trampa, la inmensa mayoría son motoras de unos 6 mts y en lo que respecta a veleros, el 30% de los que hay en Alicante.

No teníamos reservado amarre, pero por aquello de compartir sangre latina, pensábamos que no tendríamos problema en el muelle de espera, la gasolinera,.....al fondo, vimos dos veleros abarloados en el muelle junto a la muralla, en pleno centro, allí que nos amarramos y a descansar.

Me despierto temprano, la mínima claridad que se filtra por la ranura del tambucho, me despierta...¡cubiertos de niebla espesa¡ el puerto y la muralla presentaban un aspecto “londinense”.

No entendemos nada, media mañana y nadie reclama el pago del amarre, al fin y al cabo somos unos intrusos en país extranjero, eso sí, de la Comunidad Europea. Hoy toca etapa neutralizada, no navegaremos, pasearemos por el casco antiguo de Alghero, sin rumbo, sin demoras, sin electrónica, sin piloto automático......únicamente dejándonos llevar por “sus gentes”.

Entramos en el mercado de la ciudad y ¡¡cómo no¡¡ compramos patatas para nuestro marmitako. Buscamos una tienda Vodafone, necesito una conexión italiana a internet móvil de prepago, por cierto, más barata y rápida que en España. Alghero es una ciudad que conserva multitud de nombres españoles, dando nombre a sus calles en el casco antiguo, calles empedradas, calles estrechas, calles populares, calles con ambiente, con buen ambiente, un verdadero placer poder compartirlas con sus gentes.

Desde nuestro puesto de observador, ¡¡que no de cotillas¡¡, nos quedamos impresionados por las “otras vacaciones”, ordas de turistas de todos los colores, unos haciendo cola, los anglosajones, otros colándose, los latinos, para embarcar en “golondrinas” que los lleven a la “grutta di Neptuno”, contamos 1, 2,3,4,5,10,15...¡¡creo que no hay salvavidas para todos¡¡

Aprovechamos la parada técnica para hacer la colada, a la búsqueda de un “centri de lavato rápidi”, jajaja, lo importante es integrarse, tanto que nos mandaron a dos lavanderías de las de “pasado mañana, pase a recogerlo” , imposible esperar dos días para lavar la ropa, terminamos siendo espectáculo turístico en la bañera del velero : “el frotar no se va a acabar”, ¡¡pero si nos hacían fotos y todo¡¡, un autentico espectáculo en los guardamancebos con la ropa secándose.

Estamos en Italia, el atún que pescamos hay que comérselo, pero ¿quién se resiste a una pizza en un terracita italiana?, por supuesto en horario italiano, a las 13:00 horas ya estábamos a la tarea: “Chiao, un pizza frutti di mari con no se que más.....”, una “birra”, tiramisú, un expreso “masticable” y arrivederci bambino.

Como comentaba anteriormente, nos abarloamos en el muelle de la muralla, junto a otros dos veleros, casualmente dos Oceanis 47 idénticos, uno con bandera francesa y otro con bandera....australiana, ¡eso sí que es una singladura en condiciones¡¿

Por la tarde, apareció alguien del puerto a pedir los papeles y a pasar “la papela”, si llegas tarde y te vas temprano, no te cobran o ¿Qué?.

Dimos un largo paseo por el casco antiguo, en busca de un rico “gelatto” rico, rico,....uno de menta y chocolate, el otro de piña y mascarpone, si ya lo sé, navegando se adelgaza, pero debe ser de esas cosas que le pasan a los demás, como lo de la lotería.

Jorge prepara un magnifico marmitako con los lomos del atún que quedan....le ha salido para tres veces..............creo que comeremos chuletas, jeje.

A dormir pronto, que mañana será una travesía de unas 80 millas hasta las proximidades del Estrecho de Bonifacio, junto a la Costa Esmeralda.

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