La imagen no es muy agradable, se ven algunos biminis "levantados", dos genovas se han desenrrollado por la noche, están hecho jirones. Desayunamos y vamos a compronar las prediciones en las oficinas del puerto.
¿Qué pasa? ¿Por qué hay tanta gente en el paseo marítimo?.....un velero ha encallado durante la noche, ha desparecido parte de la proa, la banda de babor está abierta, una amarra a la barandilla del paseo impide que el mar se cobre otro trofeo, el resto de los barcos (6 ó 7) que estaban fondeados en las afueras del puerto, siguen ahí. Mas tarde, nos enteramos en la prensa digital que no había sido la única victima.
La tormenta ha pasado, pero la fuerte marejada continua. Es una decisión difícil, posponemos la decisión hasta la hora límite del amarre, las 13:00 horas.
Durante el resto de la mañana, todos los veleros del pantalán de transeuntes nos observabamos, ¿quién sería el primero en salir?.
La decisión consensuada fue salir, teniendo la seguridad de que teniamos amarre en la ciudad de Ibiza, comenzamos los preparativos, el resto nos miraba incredulos ¿saldriamos?
La salida del puerto, fue uno de esos momentos, donde no te planteas respetar el máximo de 3 nudos o no. Al cruzar la bocana, la velocidad era de 5,5 nudos, las fuerte marejada nos recibió en todo su esplendor, ya llevamos izada y rizada la mayor. Fuimos ganando distancia, mar a dentro, muchos más pendientes de negociar cada ola, que del viento. Dando bordos, nos dirigimos a la bocana del puerto de Ibiza, ganariamos pocas millas pero algo es algo ¿no?. Por teléfono móvil, intentabamos conseguir una amarre en el puerto de Formentera, para estar lo más próximos posible a nuestro puerto base.
A 1 milla del puerto de Ibiza, el cielo comenzo a cerrarse rápidamente, se presagiaba un fuerte chubasco, pero ya estabamos en la bocana. Listos para amarrar en Marina Botafoch, nos confirmaron amarre en Formentera Mar. En Marina Botafoch, no pusieron ningún inconviente. El chubasco anterior llevaba dirección de Formentera y estaba cruzando los freuds.
Durante la tarde, la mar fue cayendo, cruzamos los freuds unicamente con marejada, amainando. El cielo estaba claro, la decisión no fue dificil, antes de dirigirnos a puerto.............el ultimo bañito de la singladura en Espalmador, toda la playa para nosotros solos, no hay ningún barco más.
Ya de noche, amarramos al muelle, pasamos por la oficina del puerto, papeleo y .........compramos las famosas tarjetas de 5 minutos de ducha ¡que stress¡¡, pero siempre te sobra tiempo, jajaja.
Aprovechamos para subir al palo con la guindola, reparar la luz de navegación a motor y subir el reflector de radar a la última cruceta. En el velero vecino, teniamos una pareja, con cena romantica de velitas en la bañera. ¡¡¡lo siento, le dimos la cena ¡¡ ;-)
Paseo, cena y a dormir.............comienza a llover¡
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