Sus calas, de un azul profundo, sus senderos que se adentran en las montañas y sus ciudades cargadas de historia al borde de los acantilados, son sus principales atractivos.
La Costa Esmeralda, cercana al Estrecho de Bonifacio, es una de las zonas más famosas de Cerdeña por sus espectaculares costas del mar Mediterráneo, sus colores y sus campos perfumados por sus típicos matorrales. Portada a menudo de las revistas del jet set y del corazón por ser reducto de los ricos y famosos de todo el mundo, guarda muchos rincones disponibles a todos (aunque no tengamos una villa privada aquí como jugadores de fútbol, aristócratas, estrellas de cine o millonarios).
Merece visitarse el Capo Testa desde donde se tiene una panorámica de este sector de la costa de la Bahía de Colba y de Santa Reparata. Bajo el cabo se encuentran 3 cuevas que ya los romanos utilizaban como canteras. De allí sacaron la piedra para las columnas de Pantheon de Roma.
El Archipiélago de la Magdalena, parque nacional definido como un santuario de cetáceos y magnífico punto para el buceo. Cavernas, cañones submarinos, una riquísima flora y fauna marinas, son los objetivos de buceadores deportivos de todo el mundo. La Reserva Marina de la Isla de Tavolara ha sido establecida para preservar esta riqueza.
La isla Magdalena le da su nombre a un archipiélago compuesto por veinte pequeñas islas y atravesando un largo puente se visita la isla Caprera, donde Giuseppe Garibaldi decidió pasar los últimos años de su vida. Podemos destacar como lugares a visitar, la isla de Santa Maria y la Isla Budelli. con su famosa playa rosa.
La costa está dibujada por rías que encierran pequeños pueblos y bellísimas playas. Una de las rías más bellas para visitar es la de Arzachena, con pequeño puerto pesquero en su seno.
La población más grande de esta zona es Olbia, que asimismo cuenta con un aeropuerto muy usado como por compañías de bajo coste. Por ejemplo EasyJet opera aquí., entre otras.
No podemos dejar de visitar paradisíacos lugares para el fondeo: Cala Sisine, Cala Luna o Cala Girgolu.
El buey marino, como lo llamaban los habitantes de Gonone, en este bello rincón de la costa oriental de Cerdeña, que ahora pertenece a los recuerdos de una época en la que la vida fluía en armonía con la naturaleza. No había transbordadores, botes, lanchas rugientes. El mar era el mar, las playas lugares privilegiados donde los reyes eran el sol y el silencio. Se dice que los últimos ejemplares sobrevivan a unas pocas millas al sur, en cuevas profundas y de difícil acceso. La cueva, maravillosa, y ahora también más fácil de ver, está completamente deshabitada. Sugerencia y también gran misterio en la grande Grotta del Bue Marino. El tiempo no ha sido suficiente para disminuir el encanto de esta extraordinaria cueva, donde concreciones de formas impresionantes se reflejan en lagos que parecen esmeraldas, donde el agua fluye sin hacer ruido, entre rayos de luz y reflexiones que parecen componer imágenes de un sueño.
Alghero debe su nombre a la abundancia de algas marinas (alghe) en sus aguas circundantes. La ciudad antigua se encierra tras las gruesas paredes de la fortaleza, alternadas solamente por torres solemnes. La pequeña torre de Polveriera (o Santa Bárbara) es el antiguo bastión, donde la costa llega al extremo norte-oeste del promontorio y donde se encuentra la antigua ciudad.
En la costa norte, encontraremos la Isla de Asinara, recóndita y desconocida, y en el golfo de Orosei, el santuario de las focas monje.
Partiendo desde Calaforte en la isla de San Pedro (archipiélago Solcitano), hacia el este, encontraremos multitud de islas e islotes en el suroeste de Cerdeña, podremos ser testigos de la pesca del atún a la antigua usanza.
Desde Calaforte hacia el oeste, a Stintino o hacia el sur a Vilasimius. Ambas rutas permiten descubrir rincones naturales de gran belleza, agua turquesa y vestigios de las civilizaciones romana y fenicia.
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